Descripción
Un gran número de personas, creyentes o no creyentes, se asoman a los textos bíblicos pensando que lo escrito en ellos está totalmente claro. Dicen lo que dicen. ¿Por qué deberían estudiarse si tan evidente es su mensaje? Dos enemigos acechan desde siempre a los lectores de la Biblia: el literalismo (entender al pie de la letra lo escrito) y, su versión más agresiva, el fundamentalismo (ideología que congela la complejidad y la sintetiza en dos o cuatro ideas que deben creerse, incluso imponerse, con coerción o violencia).
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